¿SON TOD@S L@S MUTUALISTAS IGUALES?

Más allá del concepto jurídico de igualdad (voto, acceso a los órganos de gobierno, causas de expulsión, ...) y del mensaje "marketiniano" que siempre se intenta trasladar (otra cosa es que sea real en muchas entidades), el /la mutualista es verdadero propietario de la entidad mutual.

Pero a efectos prácticos, de esa igualdad conceptual:
  • ¿Es necesario calificar por valor a los mutualistas?
  • ¿Son iguales desde el punto de vista de prioridad en la gestión?
  • ¿Se puede/ debe calificar a mutualistas?
  • ¿Qué variables utilizaremos?
  • ¿Qué consecuencias prácticas significará esta ordenación?
He tenido la oportunidad de desarrollar este modelo en alguna entidad en mi experiencia profesional. Toda la extensión, en su desarrollo excede del ámbito de este artículo, pero aporto alguna de las claves / reflexiones.
  1. El punto de partida, como es habitual, es preguntarse quien es el mutualista "rentable"(cuanti y cualitativamente) y que le puedo ofrecer para aumentar el valor que aporta a la entidad
  2. Determinar las variables que pueden influir en el valor (antigüedad, edad, temas cualitativos, etc) y en ese sentido cada mutualidad- mutua es "un mundo"
  3. Asignación de un determinado valor a cada variable elegida
  4. Calificación, es decir, asignar grupos de mutualistas
  5. Decisiones prácticas y operativas de gestión para cada grupo


Cumplidas la anteriores fases y puestas en práctica, los resultados son asombrosos en términos de incremento de vinculación y, por tanto, de nuevas contrataciones. Una última clave, casi lógica pero que se puede olvidar: la calificación de un mutualista debe ser dinámica en el tiempo ya que debemos contemplar el valor a lo largo de su ciclo de vida.