Empezando por nuestra vida personal, las "ayudas" son múltiples. Traduciendo en forma de marcas y conceptos que no necesitan descripción, ligados a esos cambios que indicaba en el primer párrafo: WhatsApp, Google, email, Facebook, Spotify, Skype, Twitter, TriAdvisor, páginas web, blog, etc, etc y otros tantos "inventos" que ¿nos facilitan la vida?, todo ello en aras a la movilidad y a la inmediatez. Soy usuario habitual de estas herramientas pero ¿y sus peligros?. Entre otras, los riesgos de privacidad. Todo queda registrado (os acordáis del "Tranquilo, Luis. Se fuerte...") He encontrado un vídeo magnifico que hace una reflexión sobre estos temas. No tengo mejores argumentos que invitaros a verlo.
Los avisos de estos cambios ya vienen de largo. Así lo anunciaba hace más de 20 años, el visionario
Nicholas Negroponte (releer "Viaje al pasado y al futuro: tendencias en distribución y comunicación aseguradora", donde además es posible descargar gratis el ebook del autor citado).
Desde el mundo profesional y concretamente desde el asegurador, además de algunos citados a nivel privado que tienen también mucha utilidad profesional. Citar las "maravillas" que proporcionan Linkedin, SlideShare, Dropbox, Evernote, etc., etc., junto con la revolución que van a significar, aseguradoramente hablando, el automóvil autónomo, en el hogar el Internet de las cosas, en salud la biotecnología y tratamientos médicos apoyados en apps, ......Estar al tanto de todo, tiene ventajas pero tiene precio. Necesita invertir mucho tiempo y renuncias a la relación interpersonal en vivo. ¡Hay que sacar tiempo a mirarse a los ojos!. En un negocio como el nuestro basado en la confianza, el contacto real es importante y hay que cuidarlo. Afortunadamente, sigue habiendo público para tod@s.
Por tanto, soy partidario del uso y no del abuso de las nuevas tecnologías. Como en otras muchas facetas, en la medida está la clave.
