¿QUIÉN NOS CUIDARÁ? ESTUDIO SIGMA DE SWISS RE


Swiss Re ha dado a conocer esta semana su estudio sigma, donde una de las señales de alarma principal es el problema (aplicando las soluciones actuales) del cuidado de una población que envejece a pasos agigantados ("en los próximos 15 años la población de adultos mayores crecerá hasta 80 por ciento"). Asevera el economista jefe de Swiss Re que “el problema es que la gente subestima el costo de los cuidados a largo plazo y sobrestima lo que proporcionará el Estado”. Ante esta solución, también se aporta parte de la solución: “Los gobiernos deberían colaborar con las compañías de seguros como potenciales inversionistas en instalaciones de cuidados, porque estos suelen alojar a los pacientes inadecuadamente y de un modo muy costoso en hospitales, y no tienen capacidad financiera para invertir en infraestructuras de cuidados. También es necesario que haya mayor coordinación entre los diferentes agentes implicados en la prestación de cuidados y más promoción de iniciativas de envejecimiento saludable”.

COMENTARIOS A LA NOTICIA.- Efectivamente, centrándonos en nuestro país la situación no es envidiable. Los cuidados a largo plazo rara vez son financiados mediante seguro privado y se reflejan en niveles muy bajos en el desarrollo del seguro de dependencia. Quien se enfrenta al problema (que crece cuantitativamente como la espuma) utiliza el "parche" del apoyo prestado de manera informal por miembros de la familia y financiados principalmente mediante pagos directos (contra sus ahorros) cuando se recurre a ayuda externa mediante cuidadores. 

Ante esta necesidad evidente, el sector asegurador tienen un reto (y las mutuas y MPS, una obligación ética/ fundacional con sus mutualistas), tal como recomienda el estudio citado:

  •  Desarrollar nuevos productos, como rentas vitalicias para necesidades inmediatas (ahora con un nuevo estimulo fiscal) y productos de cuidados a corto plazo 
  •  Convertirse en inversoras en infraestructuras y servicios de cuidados

Sobre ambas líneas ya hay alguna experiencia práctica en algunas entidades pero queda mucho camino (y necesario) camino por recorrer. Las personas buscamos ayuda a solucionar nuestros problemas (más allá de una tradicional prestación económica del seguro como sucede en la mayoría de las actuales modalidades de seguro de dependencia) y más en edades avanzadas: teleasistencia, ayuda a domicilio, adaptaciones arquitectónicas del domicilio, tratamientos médicos especializados prestados en el hogar, asistencia psicológica, .... y un posible largo abanico de servicios, integrados de forma cómoda y fiable dentro de la póliza de seguro. En la parte de invertir en infraestructuras, es una visión estratégica incipiente pero ya abordada por parte del sector aportando un componente de servicio que, si está bien gestionado, proporciona un valor añadido real al cliente (o mutualista, cuando procede).

 
En conclusión, un problema, un reto..... pero una oportunidad de seguir avanzando en el mejor espíritu de vocación fundacional del seguro.